En estos tiempos de crisis me viene con gran fuerza la máxima montañera que acompañaba nuestras marchas juveniles a la sierra de Guadarrama y Pirineos.
Creo que a nadie le sorprenderá si digo que no eran ni mi estilo ni mis actividades favoritas, pero lo cierto es que ahora la Ilusión resuena en la mayoría de mis actividades. He tenido la fortuna de trabajar un programa de formación Comercial con el grupo Ventura de Alicante. Comerciales de raza, bregados en mil batallas, profesionales del cierre, que en estos tiempos de incertidumbre aplican una receta para el éxito: la Ilusión.
La buena noticia es que mantener la ilusión y la pasión, a parte de una actitud, es una habilidad que se puede entrenar. En mis cursos le doy mucha importancia, casi tanto como a las habilidades, al entrenamiento de la ilusión y la pasión.
Afortunadamente, yo soy el primer ejemplo. Me encanta y me alucina mi trabajo y eso se nota. Mi receta comienza por la concentración. En segundo lugar valorar a cada uno de los participantes tratando de enriquecerme de su unicidad. Y, en tercer lugar, la certeza, de que los cursos son útiles y van a mejorar su trabajo justo al día siguiente. Sin experimentos.
Admiro las empresas, como el Grupo Ventura y tantas otras que en estos tiempos de crisis apuestan por formación útil que contagia ilusión. Sin duda, la mejor receta para salir lo más indemne posible de nuestra particular crisis.